En su pelo leve bruma y en sus ojos
El mar, azul y el cielo, inalcanzable
Su voz como la brisa, tan suave
Que a mi alma pisa y no lo sabe
En sus cabellos diosa esquiva
Y sus ojos dichoso poder
Azul, dos diamantes brutos
De mi alma son el fruto
De mi ansia de querer
Y en la mañana se presenta
Y mi alma tiembla, mientras tanto
Ella habla, juega, vive, ostenta
Aquello que enjuga mi llanto.
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