Dulce destino,
me torturas,
de semejante forma.
Con su pelo anaranjado,
su faz ennubecida,
su boca fina,
su voz ardiente,
su mirada radiante,
y su cuerpo distante
en tan poco espacio,
y tanto tiempo.
Dulce destino,
me torturas,
de semejante forma.
Con sus iguales,
mis tentaciones
y relaciones
que duran
más que su presencia,
pero menos que mi locura.
Dulce destino,
me torturas,
de semejante forma.
Me concedes audiencias
entropicadas,
y miradas
sin velocidad alguna,
provocas dudas,
y mucha química
para tan poco físico.
Dulce destino,
me torturas,
de semejante forma.
Haces con mis normas
una transformación,
incompleta,
y dejas a mis células
desintegrarse,
y rendirse.
Dulce cordura,
me torturas,
de semejante forma.
Con mi locura atacada
por su sonrisa
y apresada,
por mi moral.
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